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Rafael Spregelburd

Argentina
Rafael Spregelburd

Rafael Spregelburd

Dramaturgo

Rafael Spregelburd (Buenos Aires, 1970). Estudió actuación con Daniel Marcove y luego con Ricardo Bartís. Asistió durante varios años a los talleres de dramaturgia de Mauricio Kartun. Junto con Javier Daulte y otros seis autores, integró el Caraja-ji, un taller autogestionado de dramaturgia que los ocho jóvenes conformaron sin tutor alguno y que, a pesar de su resistencia a ser ubicados en una posición representativa, se convirtió, para el imaginario teatral porteño, en emblema de los cambios generacionales y de la “nueva dramaturgia” de los noventa. Al igual que otros teatristas emergentes en esos años, comenzó a hacerse conocido exclusivamente en su función de autor dramático con obras como Cucha de almas (su primer estreno en 1992), Destino de dos cosas o de tres (Premio Nacional de Dramaturgia, dirigida por Roberto Villanueva en 1993) o La tiniebla (1994), por mencionar solo algunos de sus primeros textos. Desde mediados de los noventa, comenzó a integrar las tareas de escribir-dirigir-actuar de tal manera que fue volviéndose muy infrecuente que confiara un texto propio al montaje de otros directores y menos aún que asumiera la dirección de piezas firmadas por otros. De las tres actividades, la única que ha desarrollado con cierta autonomía es la actuación, sobre todo en los últimos años y sobre todo en cine. No es extraño, entonces, que él se defina fundamentalmente como “un actor que se escribe las obras en las que le gustaría actuar”, sin que esto deba comprenderse en desmedro de su enorme talento literario. Hasta el momento, ha dado a conocer en la Argentina y en el extranjero casi una cuarentena de obras, entre las que se destacan Remanente de invierno, Raspando la cruz, La escala humana (con Javier Daulte y Alejandro Tantanian), Un momento argentino, Acassuso, Lúcido, Buenos Aires, Bloqueo, Todo y Apátrida, doscientos años y unos meses. Pero, sin dudas, las más célebres son Bizarra (una teatronovela en diez capítulos y con más de quinientas páginas en formato libro) y las obras que integran la Heptalogía de Hieronymus Bosch, ya que en ellas se manifiesta a pleno una de sus facetas más características: el emprender proyectos desmesurados que a primera vista parecen imposibles. Es además un prolífico traductor de dramaturgia y un seductor ensayista cuando habla de teatro y explica los fundamentos teóricos de su poética.